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Sur De Francia: Gran Apagón En Cannes

Una mañana inesperadamente oscura

El sur de Francia amaneció con una sorpresa poco habitual: un apagón eléctrico de grandes dimensiones dejó sin suministro a más de 160.000 viviendas en la región de los Alpes Marítimos. La ciudad de Cannes, mundialmente conocida por albergar el prestigioso festival de cine, fue una de las más afectadas justo en la jornada de clausura del evento.

Comercios, servicios ferroviarios y cientos de actividades cotidianas se vieron paralizados por la inesperada falta de luz, mientras que los organizadores del festival luchaban contra reloj para garantizar que el acto de clausura no se viera interrumpido por la emergencia energética.

El origen del caos


Las primeras informaciones apuntan a un incidente múltiple. Todo comenzó con un incendio en una subestación eléctrica, lo que ya había debilitado la red de distribución. Pero lo que desató el caos fue la caída de un poste sobre una línea de alta tensión a media mañana. Este segundo evento provocó una sobrecarga en la red, dejando a oscuras a buena parte del sur francés.

La compañía eléctrica responsable movilizó inmediatamente a más de 70 técnicos para evaluar los daños y restablecer el servicio lo más rápido posible, pero la magnitud del problema hizo que muchas zonas permanecieran sin luz durante varias horas.

La ciudad del cine sin guion ni cámaras


En Cannes, los efectos fueron especialmente visibles. Locales cerrados, semáforos apagados, cafeterías que no podían servir ni un café… y actores y directores desplazándose entre penumbras, intentando mantener la compostura en medio del desconcierto.

La gala sigue adelante gracias a generadores de emergencia


En medio del caos eléctrico, el Palacio de Festivales logra mantenerse a flote. Gracias a sus potentes generadores de emergencia, los preparativos para la ceremonia de clausura del Festival de Cannes siguen en marcha. Técnicos, electricistas y equipos de seguridad se coordinan al segundo para mantener viva la noche más esperada del cine europeo. Aunque no hay margen para errores, todo apunta a que la gala se celebrará sin más contratiempos.

Una ciudad convertida en un escenario fantasma


Fuera del Palacio, la escena es digna de una película posapocalíptica. Las calles de Cannes están casi desiertas. Los escaparates permanecen a oscuras, los comercios bajan sus persianas y la mayoría de la gente camina despacio, iluminando el camino con la linterna de sus móviles. El bullicio habitual se ha esfumado: no hay música, ni risas, ni los clásicos flashes de las cámaras.

En su lugar, reina un silencio pesado, solo roto por murmullos y pasos. Muchos turistas y vecinos se sientan en escaleras o bancos, intercambiando palabras suaves, como si la oscuridad les impusiera guardar cierto respeto por el momento.

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